Por: Lucia Ixchíu.
Como movimiento para la Liberación Negra, Afrodescendiente e indígena (BILM) por sus siglas en inglés acercarnos a lugares como la Organización de Naciones Unidas (ONU) se hace clave en varios sentidos, estamos conscientes del funcionamiento y del origen colonial de estas instituciones desde la lógica de los Estados. El foro se llevó a cabo del 15 al 27 de abril de este año en la ciudad de Nueva York en los Estados Unidos.
Reconocemos que nuestros pueblos no están reconocidos dentro de estos organismos. Sin
embargo, convertimos estas instituciones en territorios a diputar cada vez que ponemos nuestras ideas en estos podios.
El foro permanente de pueblos indígenas como todas las cumbres y eventos ha sido una lucha de los pueblos originarios para manifestar e incomodar dentro de estas instituciones. También en determinados momentos ha sido clave para la denuncia y para incidencia sobre las situaciones en nuestros territorios.
Los pasillos de este tipo de eventos son espacios para tejer las agendas y tomar ventaja de poder encontrarnos, fue sin duda hermoso ver como en medio de las violencias y dolores que los procesos coloniales han dejado en nuestros cuerpos, en nuestras vidas, territorios y
cotidianidades, usamos los lenguajes hegemónicos para poder comunicarnos, para crear
estrategias conjuntas.
Este año el foro trato sobre las juventudes indígenas y los retos que enfrentamos en medio de las contradicciones de la globalización, en medio del neoliberalismo extractivistas en el que cientos de juventudes indígenas hemos tenidos que aprender a re-exisir en nuestros territorios y desde nuestras identidades ya que no son estrategias y tampoco guiones de purismo y perfección.
Durante las noches la comunidad Queer de Nueva York nos acuerpó y arropó desde la solidaridad y desde la claridad que tenemos como movimiento de las articulación vitales y necesarias, desde las disrupciones y la trasgresión de la heteronorma. Nos encontramos durante la primera semana con activistas que también están defendiendo el territorio y su sola existencia en medio de una de las metrópolis mas grandes del mundo.
Debates, discursos, eventos y alianzas fuimos a tejer a este foro permanente, en medio de la censura y lo difícil que fue poder tomar la palabra la hicimos valer en las calles cuando tomamos el puente de Brooklyn, para decir que venimos a reforestar las mentes de las personas para sumar a más aliadas en esta lucha por la defensa del territorio.
Compartir en este tipo de eventos con otras hermanas y hermanos de otros territorios que están en realidades similares y que al igual que nuestro movimiento, están haciendo incidencia y buscando cambiar las realidades impuestas, sin duda es una forma de cambiar y resignificar nuestra participación en estos espacios.
El cine, el arte, la palabra, la comida, fueron parte importante sobre los cuales este movimiento se sostiene en medio de la contradicción y el despojo a nuestros territorios.
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